La consejera de Igualdad y Empleo, Pilar Lucio, ha inaugurado en Mérida unas jornadas en las que se han dado a conocer las conclusiones del proyecto Empower para prevenir y combatir la violencia de género en el medio rural.

En este proyecto han participado cinco instituciones, tres de ellas extremeñas: el Instituto de la Mujer de Extremadura, que ocupa la presidencia del proyecto; la Federación de Municipios y Provincias de Extremadura (FEMPEX); y la Asociación de Estrategia Local para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo (ELOISA); Sttaffordshire Women´s Aid de Reino Unido; y Civic Association WeMothers de Eslovaquia. Al acto de inauguración también han asistido el presidente de la Asamblea, Juan Ramón Ferreira; y el presidente de la FEMPEX, Ramón Díaz.

El proyecto ha tenido una duración de dos años y tenía como finalidad de aumentar el conocimiento y la sensibilización sobre la violencia de género de los profesionales que trabajan en el medio rural y mejorar las estructuras de prevención y atención a las víctimas y personas en situación de riesgo mediante la creación de redes locales y regionales integradas por estos agentes claves.

Empower está financiado por la Comisión Europea a través del programa Daphne III (2007-2013) para prevenir y combatir la violencia ejercida sobre los menores, jóvenes, mujeres, y proteger a las víctimas y grupos de riesgo. Empower es una experiencia piloto para crear y poner en marcha nuevos métodos y atender las necesidades de las personas que sufren o han sido víctimas de violencia de género en el medio rural.

La consejera ha destacado la importancia del trabajo en común y el intercambio de experiencias, conocimientos y buenas prácticas en una problemática como la violencia de género, que trasciende y es común a todos los países.

Creación de redes locales y regionales

Otro de los objetivos de este proyecto es la creación de redes locales y regionales. Pilar Lucio ha dicho que en Extremadura se ha conseguido crear una red de recursos muy amplia, que llega a todo el territorio (con recursos como las Oficinas de Igualdad existentes en todas las Mancomunidades); y en la que se trabaja para cubrir todos los aspectos desde la prevención y sensibilización hasta la atención integral a las mujeres víctimas de violencia de género y sus hijos menores, con dispositivos de emergencia y de atención especializada.

A este respecto, el presidente de la FEMPEX, Ramón Díaz, ha explicado que la violencia de género es un asunto que está en la agenda de trabajo de las instituciones públicas y, prueba de ello, "es la red de municipios contra la violencia de género creada con la colaboración del Instituto de la Mujer de Extremadura".

Empower se ha centrado en las áreas rurales, en las que al igual que las áreas urbanas, la violencia de género se presenta con la misma intensidad. No obstante, las características sociales y culturales hacen que este problema sea menos visible y más difícil de detectar. Uno de los objetivos era conseguir la participación directa de las mujeres que han sido víctimas de violencia.

De tal manera, que ellas intervinieran en el proceso de información y sensibilización a los grupos profesionales, y participaran en la creación de las redes locales (en las que también se incluyen a las asociaciones de las mujeres) para el seguimiento, intercambio de información y mejora de los métodos en el tratamiento y prevención de la violencia doméstica y de género.

En el transcurso de este proyecto se ha realizado un estudio sobre la violencia de género en el medio rural de Extremadura. Éste se ha desarrollado en base a las mujeres que han sido atendidas por los distintos dispositivos de atención psicológica a los que han acudido para solicitar ayuda.

Algunas de las conclusiones de este trabajo, reflejan que uno de los principales obstáculos que impiden a las víctimas denunciar su situación son los prejuicios generacionales más que su nivel de formación o estudios; es el caso de las mujeres mayores de 60 años.

También se han detectado datos esperanzadores al comprobar que un alto porcentaje de las víctimas menores de 40 años con hijos/as a su cargo han buscado ayuda en los dispositivos habilitados para ello; lo que implica que en estos casos la existencia de los menores no ha sido un condicionante para seguir aguantando la situación de violencia que padecían.

Por otra parte, se constata que la violencia de género no es un fenómeno privativo de personas desfavorecidas, por el contrario, existe un alto porcentaje de población con estudios universitarios y preuniversitarios que sufren este problema. También se observa que la población de inmigrantes tiene menos reparos a la hora de denunciar la situación.