Después de los incendios que asolaron el norte de Cáceres el pasado año, Extremadura ha pasado a ser una de las pocas comunidades autónomas que a día de hoy invierte más en prevención que en extinción. Así lo asgura Theo Oberhauber, responsable de un estudio desarrollado por Ecologistas en Acción sobre la situación actual de los planes preventivos.

Según la responsable, a pesar de que se ha avanzado en esta materia, Extremadura continúa teniendo lagunas en lo que se refiere a la regulación y prohibición de actividades potencialmente peligrosas y actividades de riesgo, como es el caso de la quema de rastrojos y el desarrollo urbanístico en zonas de monte.

 Según mantiene, el desarrollo urbanístico en zonas forestales supone un serio problema a la hora de que se pueda provicar un hipotéico incendio. La ecologista muestra satisfacción por la ausencia e grandes incendios en la geografía extremeña, algo que se debe en principio, dice, al alto nivel de humedad existentes aún después de las lluvas de este invierno y primavera. En el mes de agosto, no obstante, el riesgo de incendios, asegura la responsable del estudio, será mucho mayor.