La banca española cerrará cerca de un 11% de sus oficinas en 2010 como continuación del proceso iniciado el pasado año y con el objetivo de adaptarse a la situación económica del mercado. Extremadura será una de las comunidades más afectadas por tener una de las redes de oficinas más sobredimensionadas del país. En total, la autonomía cuenta con 1.206 oficinas bancarias de las que están en riesgo 192; esto supone un porcentaje de cierre del 15,9%, cinco puntos por encima de la media española.

Esta es una de las principales conclusiones de un estudio realizado por Cognodata, consultora pionera en Estrategia de Clientes, que analiza el tamaño de la red bancaria en España y la repercusión del cierre de oficinas. Las Comunidades Autónomas con mayor excedente en este sentido son La Rioja, Aragón, Castilla y León y Extremadura, mientras que Canarias, País Vasco, Madrid y Cantabria son las que menor reducción requieren.

Entre 2000 y 2008 los bancos españoles abrieron 6.765 nuevas oficinas, hasta alcanzar las 46.065. Este proceso de crecimiento se paró en seco el año pasado, iniciándose entonces un proceso de reducción paulatina que seguirá el próximo año. A finales de 2009, se habrán visto afectadas un 5% de las oficinas bancarias y Cognodata estima que en 2010 serán hasta un 11%. Las causas hay que buscarlas en la crisis económica y la forma en que ha afectado a nuestros bancos y cajas: una reducción general del volumen de negocio, en el que el parón de la construcción y las hipotecas ha tenido un especial peso, un aumento de la morosidad y una reducción de la financiación general, tanto a empresas como a particulares. La reducción de oficinas responde, sobre todo, a un objetivo de bajar los gastos de las entidades, pero también a los procesos de fusión, que generarán cierres en zonas donde se solapen las oficinas de las entidades fusionadas.

El reto de las entidades es que la reducción no afecte a sus ingresos, un objetivo que no siempre se cumple por falta de análisis sobre qué oficinas deben desaparecer. La mayoría de los bancos elimina aquellas con un nivel de rentabilidad más baja. Sin embargo, esta estrategia es errónea porque lleva a mantener los puntos tradicionales y consolidados en detrimento de las oficinas en nuevos mercados con mayor potencial de futuro.

Según las estimaciones de Cognodata, las oficinas que serán cerradas en los próximos meses (cerca de 5.000) generan en la actualidad un margen ordinario anual que se sitúa entre los 5.000 y los 6.000 millones de euros. Aquellas entidades que gestionen adecuadamente el proceso de cierre podrán retener hasta el 90% del negocio actual; mientras que aquellas que no cuiden dicho proceso únicamente podrán retener un 50% del mismo. Así, para una entidad que cierre 100 oficinas, la diferencia entre realizar adecuadamente el proceso de cierre y no hacerlo se traducirá en una pérdida de ingresos de entre 45 y 50 millones de euros.

Una red sobredimensionada

El estudio de Cognodata, dirigido por Raúl García Monclús, socio director de la firma y experto en banca, se basa en un exahustivo análisis del potencial bancario de particulares y empresas en 700.000 tramos de vías de toda España. Para ello, se han utilizado diversos indicadores como población, renta, ciclo de vida, intensidad competitiva y turismo, entre otros. El potencial del mercado se ha comparado con la concentración de oficinas bancarias existente en cada uno de los tramos.

Los resultados destacan a cuatro comunidades autónomas con una red sobredimensionada que deberían, por tanto, ser el foco de atención de la estrategia de los bancos el próximo año. Se trata de la Rioja, Aragón, Castilla y León y Extremadura. En comparación con la media española, otras cuatro regiones, Canarias, País Vasco, Madrid y Cantabria tienen, sin embargo, una red mucho menos dimensionada, de manera que deberían ser objeto de una menor concentración de los puntos de atención bancaria al público.