Agentes de la Guardia Civil de la localidad cacereña de Campo Lugar han encontrado en su propia vivienda el cuerpo sin vida de un vecino de este municipio en "avanzado estado de descomposición" quien, al parecer, habría fallecido hace una semana y padecía el Síndrome de Diógenes.

Así lo expuso hoy a Europa Press Televisión el alcalde de esta pequeña localidad, Francisco Moreno, quien explicó que tras ser alertados por el vecindario, los agentes de la Benemérita y él acudieron al lugar este lunes y comprobaron el "fuerte olor" que procedía de la vivienda que hoy continúa precintada, a la que accedieron por la terraza de una vecina, hallando el cadáver tendido en el patio y "toneladas" de basura repartidas por las diferentes dependencias de la casa.

   La basura estaba acumulada "en todas las habitaciones" del domicilio, hasta el punto que las bolsas rozaban "con la bóveda" del inmueble, según precisó  el regidor aún impresionado.

   Además, señaló el regidor municipal que el hombre habría fallecido "de muerte natural" hace "unos siete días"  y que aún no se ha retirado la basura de la vivienda , debido a una disputa por la herencia del fallecido.

BASURA SIN RETIRAR

   Al parecer y según relató el alcalde,  el fallecido, de unos 44 años de edad, estaba separado y vivía sólo, fue enterrado ayer en Cáceres y tras los funerales por su muerte la mujer y las hermanas del desaparecido exigen la propiedad de la casa, sin que de momento ninguno de estos familiares se hayan hecho cargo de la limpieza de la misma.

   Por ello, esta misma mañana, según avanzó, está tratando de ponerse en contacto con ambas partes para que "hoy" mismo se responsabilicen de sacar toda la basura acumulada en el domicilio; de no lograrlo sería el ayuntamiento el que contrate a una empresa especializada para hacerlo.

   Por otra parte, algunos de los vecinos de la calle donde se encontró el cuerpo indicaron que era un hombre "que no tenía bien la cabeza", en alusión a los problemas psicológicos que padecía, y aseguraron que cuando trataban de ayudarle o llamaban a la puerta de su casa "se ponía como un basilisco".

   Así, Juan, que regenta una tienda de ultramarinos en este pueblo en la que podía verse al fallecido tan sólo cuando realizaba sus compras, dijo que "no solía relacionarse con nadie" en el pueblo y otras de sus vecinas, Juani, se quejó de que la basura continúe en la casa, ya que el hedor es "muy fuerte".