Asaja Extremadura considera que la Junta debe indemnizar a los ganaderos extremeños por la muerte de 18.000 ovejas por la vacunación contra la lengua azul. Además, la organización cree que esta cifra se puede elevar a 25.000 ovejas de carne y a 1.250 de leche.

Asaja recuerda que el mes pasado remitió a la Consejería de Agricultura un escrito en el que se hacía eco de las quejas de los ganaderos, en la mayor parte de los casos contrastadas con los veterinarios, de los "graves problemas" que se estaban planteando como consecuencia de la "mala administración" de la vacuna contra la lengua azul.

La organización agraria considera que "el estrés que de un modo permanente tiene sometido la administración a los rebaños puede ser un factor coadyuvante" de estos problemas, ya que "hay ganaderos que han llegado a pasar su ganado hasta cinco veces en un mes por las mangas por la caprichosa y desorganizada labor de la administración".

Así, Asaja denuncia que frente al principio de simplificación administrativa del que hace gala el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, la Consejería de Agricultura "parece llevarle la contraria y no hace otra cosa que controles y más controles, saneamientos inútiles y vacunaciones que causan pavor y ruina a los ganaderos".

Sin entrar en consideraciones sobre si hay o no que inocular, este colectivo recuerda que aunque la vacuna está contraindicada para animales gestantes, la administración se empeña en aplicarla a la totalidad del rebaño sin darle tan siquiera la oportunidad de separar a los animales preñados de los que no lo están.

Esto provoca, según la organización agraria, unas fiebres altísimas en los animales que ocasionan de un modo inmediato altos porcentajes de aborto, superiores en casi un 30 por ciento en animales en fase final de gestación y a una reabsorción embrionaria superior al 50 por ciento en los primeros meses.

Por otra parte, Asaja denuncia que "no existen controles sobre los lotes" e incluso, en algunos casos, se ha llegado por error a pinchar a los animales con la solución acuosa, pero sin la vacuna.

Asimismo, asegura no entender "el afán de contratar con la empresa Tragsa" por parte de la Administración cuando la vacunación podría ser realizada mucho mas cómodamente por los veterinarios de las Asociaciones de Defensa Sanitaria (ADS) que conocen el estado de gestación de la cabaña.

En ese sentido, la organización agraria aboga por establecer un equipo técnico donde intervengan las ADS para que atiendan y analicen todas aquellas situaciones patológicas que a demanda de los ganaderos puedan tener alguna relación con la vacunación de la lengua azul.

Asaja Extremadura denuncia ante la Agencia Estatal del Medicamento esta situación y solicita a Fernández Vara la creación de una mesa específica para analizar este problema, con la participación de la Universidad de Extremadura, para evitar que continúe "este goteo incesante de muertes que está causando la vacunación mal administrada de esta auténtica enfermedad burocrática que es la lengua azul".

Según un estudio realizado por esta organización en 18 explotaciones, con una cabaña total de 8.316 cabezas, en los cuatro días posteriores a la vacunación de la lengua azul murieron por "causas desconocidas" 663 ovejas, lo que representa un porcentaje del casi 8 por mil. Esto supondrá una mortalidad en la región de 25.000 ovejas de carne y casi 1.250 de leche, lo que, a su juicio, supone una "auténtica barbaridad".