La directora general de Explotaciones Agrarias y Calidad Alimentaria de la Consejería de Agricultura y Desarrollo Rural, María Curiel, ha destacado esta mañana en la Comisión del ramo de la Asamblea, que el rigor ha marcado los trabajos de detección, primero, del nematodo del pino en un único ejemplar en la Sierra de Dios Padre, en el municipio cacereño de Villanueva de la Sierra, y, posteriormente, los trabajos de vigilancia, control y erradicación de dicha enfermedad.

Curiel, que ha comparecido para explicar el protocolo puesto en marcha por la Administración regional desde la aparición de la enfermedad, ha señalado que "la transparencia y la celeridad" han sido las tónicas de trabajo. Según ha explicado la directora general competente en materia de sanidad vegetal en la región, el nematodo del pino se detectó en Europa por primera vez en 1999 en la península portuguesa de Setúbal y, el pasado año, el proceso se extendió por todo Portugal.

La aparición del nematodo del pino en el país vecino hizo saltar las alarmas en España que en 2001 adoptó un Plan de Control, basado en la toma de muestras y prospecciones anuales en el monte con un elevado nivel de análisis de muestras sospechosas y controles en industrias relacionadas con la madera, concentrando los esfuerzos prioritariamente en la zona de monte fronteriza. Específicamente, desde el 2001 y hasta el 2007, en Extremadura han sido analizados 374 puntos diferentes y todos con resultados negativos.

Pero la extensión del nematodo a todo Portugal el pasado año, ha argumentado María Curiel, obligó a intensificar las prospecciones sistemáticas para evitar la entrada en nuestro país, lo que se materializó en la puesta en marcha en julio de un plan de contingencia en toda España.

Dicho plan ha supuesto la realización de prospecciones intensivas de masas de pinar en todo el territorio español, pero especialmente en la zona de seguridad de 20 kilómetros de ancho a lo largo de la franja fronteriza; las inspecciones de aserraderos e industrias de transformación de la madera, que han abarcado a todas las que operan en nuestra Comunidad Autónoma; y el control aleatorio de madera en circulación por transporte terrestre en colaboración con el Seprona, que ha supuesto desde octubre la inmovilización de una decena de camiones y la destrucción de la mercancía en origen.

Este plan de contingencia ha llevado a la Junta de Extremadura a analizar unas 600 muestras y, entre ellas, se detectó el pino enfermo el pasado mes de octubre. Tal y como ha explicado la directora general de Explotaciones Agrarias y Calidad Alimentaria, "este hecho nos llevó a activar y concretar el Sistema de Control, en primer lugar con la declaración del proceso".

Esto supone que, además de confirmar el positivo en nematodo, se ha delimitado una zona de erradicación, que en el caso cacereño afecta a 1.215 hectáreas de superficie y que oscila entre 1,5 y 2,5 kilómetros alrededor del pino enfermo, y una zona demarcada de 20 kilómetros de radio en torno al mismo, donde se han realizado prospecciones sistemáticas para determinar el alcance de la enfermedad en 20.000 hectáreas de monte.

Además, se han hecho muestreos y pruebas de detección, control de sacas autorizadas y vigilancia en viveros forestales, serrerías y fábricas de palets. Junto a estas medidas, a partir del 20 de marzo, ha anunciado Curiel, se colocarán trampas de captura masiva del vector que trasmite la enfermedad.

Los trabajos se centran ahora en la puesta en marcha de las medidas de erradicación, iniciadas la pasada semana gracias a la contratación de emergencia realizada por la Junta de Extremadura con el fin de erradicar el proceso lo antes posible, ya que a partir del 1 de abril aumenta la presencia del vector que transmite la enfermedad.

Los trabajos de erradicación conllevan la tala, tratamiento de tocones y regeneración de pendientes, así como la muestra de árboles talados y la prospección adicional de plantas sensibles situadas en una franja de 100 metros.

Dichos trabajos serán llevados a cabo por la Administración regional sin coste alguno para los propietarios de los pinares afectados e incluso se les ha dado la posibilidad de que sean ellos mismos quien efectúen los citados trabajos, con la posterior compensación económica por parte de la Junta de Extremadura.

Indemnización a los propietarios

De forma simultánea, ha explicado María Curiel, se está trabajando en el desarrollo normativo que permita la indemnización a los propietarios por la plantación o madera destruida y que se publicará en breve en el Diario Oficial de Extremadura.

Según se prevé, la Administración autonómica compensará los gastos de tala y destrucción del arbolado, material vegetal o maderas; la plantación o madera destruida; los gastos derivados de las labores de desinfección de tocones, almacenes, cámaras o aperos; los gastos derivados de las medidas de protección del terreno frente a la erosión; los posibles daños inevitables sobre bienes de la parcela como consecuencia de las labores de tala; y el tratamiento en empresas autorizadas de la madera y astillas procedentes de árboles sensibles de la zona demarcada.

Se calcula que de los trabajos de tala se producirán en torno a 3.000 metros cúbicos de madera que serán tratados posteriormente en hornos de desecado.

Por último, la directora general de Explotaciones Agrarias y Calidad Alimentaria ha destacado que, todo este proceso, ha venido acompañado de continuos esfuerzos por mantener informados a los propietarios afectados y ayuntamientos de la zona, se ha informado a los consumidores de los riesgos de adquirir madera sin garantías sanitarias y se ha controlado, en colaboración con el Seprona, las mercancías procedentes de Portugal para evitar la propagación.

En definitiva, ha manifestado, "se ha conjugado en todo momento la sanidad con la conservación del medio ambiente, así como la información y el diseño de medidas para compensar a los afectados por las pérdidas ocasionadas desde la detección del proceso".