Las cifras son a veces sólo eso, datos vacíos de significado y contenido que engrosan estadísticas demasiado habituales para conseguir alterar el día a día de los seres humanos. Otras veces, un sólo número puede cambiar el curso de una vida y la de todos sus seres queridos. Es el caso de los dígitos que configuran las listas de donantes.

Extremadura alcanzó el pasado año un récord histórico de personas dispuestas a compartir su médula ósea. 620 extremeños decidieron dar un paso al frente y regalar vida a aquellos que necesiten un trasplante y esa cantidad sí que puede marcar una diferencia. Una puerta abierta a la esperanza en medio de la desesperación.

La región alcanzaba en 2008 con este nuevo grupo de altruistas el dato de 3.175 donantes. Una cantidad que está a la altura de las mejores expectativas, según todos los implicados. Desde la Asociación de Médula Ósea de Extremadura (ADMO), su presidenta, María Virtudes Carrasco y su vicepresidente, Manuel Jesús Carretero, celebran este hito desde la prudencia y la firme intención de seguir trabajando para incrementar estas donaciones, mucho más invisibles de cara a la sociedad, que las de órganos.

Aquellos extremeños que un día decidieron formar parte de esta 'lista', cada vez menos exclusiva, cuentan que entraron a formar parte de ella, casi siempre, porque se sensibilizaron al conocer el caso, más o menos cercano, de algún enfermo que necesitaba un trasplante.

Elena Lambán es una de las más veteranas. Se comprometió con la causa hace unos doce años. «Coincidió que en aquella época conocía a varias personas con leucemia, entre ellas algún amigo. Cuando empezaron a barajar las posibles soluciones hablaron de trasplantes, así que solicité información para ver si me podía hacer donante», explica esta cacereña.

Fuera sensiblerías

Una fuerte convicción, un conocimiento profundo y un compromiso firme deben ser las bases de una decisión como la suya. Desde ADMO, María Virtudes apunta que la política de su asociación huye de sentimentalismos y de ponerles nombres y apellidos a los enfermos. «No queremos caer en la sensiblería. La donación debe ser algo anónimo. Por aquí pasa mucha gente que quiere hacerse donante cuando conoce un caso en particular y nos especifican que quieren hacerse el tipaje, pero para donar sólo a esa persona. Cuando les explicamos que no es posible saber quien va a recibir su médula, muchos se echan para atrás. Es algo que hemos tenido que explicar una y mil veces, hasta la saciedad. No nos gusta ponerle cara a quien va dirigida la donación, todos ellos están en los hospitales de la misma manera. No queremos discriminar a los que no aparecen en los carteles», argumenta.

En este sentido, la cara menos amable de la historia la ponen aquellos a quienes, una vez realizado el procedimiento de tipaje (clasificación del tipo de médula), que según el personal de ADMO le cuesta a la sanidad pública una media de unos 180 euros por paciente, se echan atrás por diferentes motivos, como el fallecimiento de la persona por la que se hicieron donantes en cuestión.

Pero no todos son así y María Virtudes Carrasco no duda en 'dar la cara' por los actuales donantes extremeños: «Los 3.175 donantes que actualmente están en nuestras listas están absolutamente convencidos de lo que hacen, concienciados de que hay una necesidad sin ponerle cara», asegura .

A la hora de establecer un perfil, señala que suele haber más hombres que mujeres, en edades comprendidas de 25 a 35 años y «con bastante nivel de formación».

Leyendas urbanas

Las campañas de información han llevado a la calle la realidad de este tipo de donaciones: un procedimiento clínico mucho más sencillo de lo que muchos pueden pensar. Aun así, perduran muchas leyendas urbanas sobre el método mediante el cual se realiza. «Todavía hay quien piensa que para extraerte la médula te tienen que hacer una punción en la espalda y cosas por el estilo. Muchos de estos malos entendidos vienen del mismo lenguaje, pero en otros casos obedecen a una falta de información. La gente sabe mucho menos acerca de este tipo de trasplante que de los de órganos, por ejemplo, y eso es algo que sigue muy latente, porque quizá no se publicite de la manera adecuada», reflexiona Manuel Jesús Carretero.

Migue Ángel García apoya con su testimonio las impresiones del vicepresidente de ADMO. «Yo confundía la médula ósea con la espinal, pero cuando empecé a informarme del tema me di cuenta de que era mucho más fácil de lo que pensaba y que era una forma sencilla de contribuir a ayudar y ofrecer un poco de esperanza a la gente que tiene una enfermedad tan dura», reflexiona este vecino de la localidad pacense de Puebla de la Calzada, que decidió ser donante tras conocer la realidad de la leucemia a través de vecinos de su pueblo.

El primer paso es mucho menos complicado aún. «El tipaje se realiza a través de una extracción convencional de sangre, que luego se analiza y se envía a la Fundación Internacional José Carreras, que es la que tiene encomendada a nivel nacional la base de datos que está, a su vez, intercomunicada con el resto de los países», aclara Carretero. El resultado final es una cadena solidaria integrada por personas con nombres y apellidos de muy distinta nacionalidad pero con intenciones muy similares.

Año de bienes

Si los hombres extremeños han demostrado ser más decididos a la hora de hacerse donantes, las mujeres, por su parte, han encontrado una forma de ayudar a través del acto más generoso del que es capaz el cuerpo humano: dar a luz. El 2008 ha sido un año en el que 836 madres desinteresadas regalaron los cordones de sus hijos en las 8 maternidades de la región logrando así doblar los objetivos que la Administración se había fijado para el primer año (400-450). En sólo 12 meses, la región ha logrado reunir una cantidad que supone casi un 12% de los 7.000 que se recogieron en toda España, que acumula hasta la fecha un total de 35.500 unidades.

Las extremeñas pueden 'dar más vida' cuando traen al mundo a sus hijos desde el 1 de noviembre de 2007. Los ocho maternidades públicas están ya autorizadas para recoger estas donaciones que posteriormente son trasladadas al Banco de Sangre de Extremadura. Allí se hacen cargo del plasma tras la donación de los padres extremeños y lo trasladan al banco de cordón umbilical de Barcelona, en el cual se congela y entra en un registro mundial de donaciones anónimas a disposición de cualquier persona que sea un receptor idóneo. Extremadura pone así su 'granito de arena' en los 58 registros de donantes que integran 43 países, a los que se suman 38 bancos de cordón distribuídos por 21 naciones

María Fernández, de Badajoz, ha contribuido a la elaboración de estas cifras. El pasado mes de junio dio a luz a su hija María, en el Hospital Materno Infantil de Badajoz, y cuenta que la experiencia fue como traer al mundo dos vidas, en vez de una: «Es como dar a luz dos veces, he traído al mundo a mi hija, pero a la vez también le he ofrecido una segunda oportunidad a alguien más».

La buena acogida de este acto altruista en la sociedad extremeña ha sorprendido a propios y a extraños. De hecho, debido a la baja natalidad y a la poca densidad de población extremeña, no se creyó en principio necesario la creación de un banco propio, aunque las perspectivas más optimistas se han visto ahora superadas por una realidad generosa y profusa, que sigue la tendencia nacional. No en vano en los últimos dos años ha habido un notable incremento de las maternidades autorizadas. España ha pasado de tener 36 en 2006, a contar con un total de 115.

Desde ADMO se trabaja a diario para llevar la información necesaria a las madres extremeñas. La asociación acaba de lanzar una campaña bajo el lema: 'Dona la sangre de tu cordón umbilical. Darás más vida'. Son muchas las mujeres que se enteran de la posibilidad de realizar la donación a través de esta vía porque, según el testimonio de de algunas de ellas, desde los servicios sanitarios no se dispensa «demasiada información» sobre el tema.

Falta de información

Así, María Fernández fue la encargada de preguntarle a su matrona sobre esta posibilidad después de acudir a una charla informativa de ADMO. A Mónica López, embarazada de tres meses, también le ha pasado algo similar. «Recibí toda la documentación por mi marido, que es trabajador social y está en contacto con ADMO», declara esta joven pacense, cuyo contacto directo con la leucemia por motivos personales, le hace estar especialmente sensibilizada.

El papel de las matronas es, en este caso, determinante, y en la mayoría de los casos a ellas es a quienes se dirigen las madres para manifestarles su intención de realizar la donación. No todas pueden hacerlo, hay una serie de perfiles contraindicados que se detallan en el documento de consentimiento informado que tienen que firmar antes de realizar el proceso.

Algunas dudas pululan en el aire. Hay madres que cuentan que en caso de cesárea, el cordón no es válido, por ejemplo. Conocer todos los detalles de manos del personal especializado podría ser la respuesta para hacer crecer, todavía más, una cifra ya de por sí esperanzadora, que sí puede marcar una diferencia. «Estoy vivo gracias a la solidaridad de gente desconocida». Es el testimonio de Mariano Crucera, un extremeño de 51 años natural de Orellana, que en mayo de 2006 estrenó una nueva vida, gracias a las células madres procedentes de un cordón umbilical de una niña inglesa cuya identidad nunca llegará a conocer.

Mariano tiene gripe estos días y tiene que cuidarse con mimo, ya que su sistema inmunológico es ahora el de un bebé, y tiene que ponerse las mismas vacunas que uno de ellos, pero se siente un afortunado y agradece detalles tan pequeños como sentir el aire y el sol en la cara.

Este pacense, fue diagnosticado con una leucemia aguda, que a él le sonó «a sentencia de muerte» y sólo la solidaridad de «un mundo globalizado para lo bueno y para lo malo» ha conseguido salvarle la vida. Él es el mejor ejemplo de lo que puede significar regalar un cordón umbilical, o hacerse donante. Una nueva oportunidad. Una vida por estrenar.