El trasvase del embalse de Valdecañas para regar tierras levantinas es por el momento una posible alternativa, pero aún no hay nada cerrado. Esto es lo que se traduce de un nuevo capítulo sobre las políticas hidrológicas del Gobierno central, en esta ocasión protagonizado por el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, que habló de este asunto en un encuentro con simpatizantes en Alicante, provincia que sería receptora de las aguas extremeñas del Tajo, en el caso de que finalmente esta infraestructura se lleve a cabo.

Pero por el momento no hay nada cerrado. El presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, informó ayer sobre una conversación que mantuvo el domingo con la ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Elena Espinosa, a propósito de unas palabras de José Blanco en las que daba por hecho que este trasvase será efectivo a partir del 2015. "La Comunidad Valenciana tendrá más agua que nunca", dijo Blanco el pasado sábado en referencia al trasvase de agua procedente del embalse extremeño.

Y es que la fecha a la que hizo referencia el vicesecretario socialista coincide con la que incorpora el texto del futuro Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha como fin del actual trasvase Tajo-Segura, por lo que el agua de Valdecañas, en caso de hacerse efectivo, vendría a sustituir la infraestructura castellanomanchega. Según el dirigente extremeño, que llamó a Espinosa para cococer la última hora sobre este asunto, motivado por las palabras de Blanco, el ministerio no ha cerrado ningún proyecto que incluya un trasvase desde el embalse de Valdecañas. "No solo no se ha cerrado ningún acuerdo, sino que no ha habido conversaciones al respecto", apostilló Fernández Vara.

Además, Espinosa le trasladó a Fernández Vara que contará con su participación en las negociaciones sobre esta nueva infraestructura, en el caso en el que se apueste definitivamente por el trasvase.

El presidente extremeño reiteró ayer su postura sobre el trasvase de Valdecañas, que se resume en una posición abierta a hablar sobre los recursos y las necesidades hidrológicas del país, pero poniendo como límite la defensa de los intereses de los extremeños "por encima de cualquier otra consideración". "No saldrá ni una sola gota de agua desde Extremadura si eso no es consecuencia de la clara conclusión de que podamos darla", añadió.

En respuesta a los periodistas sobre las palabras de Blanco, se mostró dispuesto a debatir sobre este asunto, lo que no significa que vaya a dar "un cheque en blanco" a nadie en este asunto. Sin embargo, dijo que no puede oponerse a debatir sobre la posibilidad de trasvases por coherencia con el discurso que mantiene en materia de política territorial en pleno debate sobre el nuevo modelo de financiación autonómica. "Yo no podría decir las cosas que digo y seguiré diciendo respecto a que en el país no tributan los territorios sino las personas, si inmediatamente yo dijera que el agua si es de los territorios", subrayó.

También dijo que el Ejecutivo regional no puede defender "que el agua sea nuestra, porque si lo hacemos otras cosas serán de otros, y nuestro discurso se disolverá como un azucarillo. En consecuencia, añadió que en caso de negarse a hablar sobre trasvases por considerar que el agua de Valdecañas es exclusivamente de los extremeños, inmediatamente tendría que retirar los recursos de inconstitucionalidad que la Junta de Extremadura ha planteado contra los estatutos de autonomía de Andalucía y Castilla y León por atribuirse en exclusivas las competencias sobre las cuencas del Guadalquivir y del Duero, respectivamente. "Si no defendiese dicho debate mañana tendría que dar orden al servicio jurídico de la Junta de que retirase el recurso contra el Estatuto de Andalucía y de Castilla y León, porque estaría aceptando que nuestra agua también es nuestra y entonces sería lógico que Andalucía se quiera quedar con el Guadalquivir o Castilla y León con el Duero", argumentó el presidente.