Casi 20.000 extremeños padecen a diario el suplicio que significan los ruidos producidos por el tráfico en los principales ejes de carreteras que cruzan la región, según el primer avance de los mapas estratégicos de ruido elaborados por el Ministerio de Fomento. El informe analiza qué nivel acústico provoca el paso de coches y camiones en las viviendas vecinas, y marca Zonas de Conflicto (ZC), allí donde el ruido supera los 55 decibelios, considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el límite a partir del cuál los sonidos provocan fuerte malestar. Además, 3.300 de los afectados padecen niveles superiores a los 65 decibelios.

Otra cuestión que revela el estudio es que en el grupo de edificios afectados por niveles de ruidos superiores a lo recomendado se encuentran 30 colegios y un hospital. La mitad de los centros educativos donde el tráfico por carretera supera lo marcado se encuentran asimismo por encima de los 65 decibelios.

El mapa de Fomento incluye el paso de la N-5 por Mérida hasta el enlace con la N-630, cuatro tramos de la Autovía de Extremadura en Mérida, Lobón, Talavera y Badajoz, la N-432 en Badajoz y la N521 y N-630 en Cáceres.

En el caso de la N-5 por Mérida la proximidad de las viviendas a la travesía hace que casi 10.000 vecinos padezcan ruidos diurnos superiores a los 55 decibelios, mientras que sólo se ven afectados por estos niveles acústicos durante la noche algo más de 6.000 personas. Además, una decena de colegios soportan ruidos excesivos.

En cuanto al tramo de la A-5 entre la A-66 y el enlace con la BA-012, también en la capital extremeña, los afectados son 700, ya que se trata de una zona de la periferia donde lo que hay son chalets. y Talavera la real, son 300 los afectados, y también un colegio, el San José.

Más adelante, en la BA-20 entre el enlace de la A-5 y la BA-11, en la ciudad de Badajoz, hay casi un millar de personas soportando el impacto acústico excesivo, y en la ZC se incluyen los colegios Enrique Iglesias García y Virgen de Guadalupe, que soportan niveles de más de 65 decibelios. En la misma vía, entre la margen derecha del Guadiana y el enlace con la A-5, 2.000 pacenses viven este calvario, así como ocho colegios y el hospital Infanta Cristina. Finalmente en lo que se refiere a Badajoz, en la BA-11, entre el enlace de la N-432 y el enlace con la BA-20 (avenida Hernández Gil y río Rivillas) los vecinos afectados suman 3.300. Además hay dos colegios que padecen niveles próximos a los 70 decibelios.

Por lo que se refiere a la provincia de Cáceres, Fomento estudia dos tramos, ambos en la capital. En el primero, la CC-23 que va desde la rotonda de conexión con la Ronda Norte hasta la plaza de toros, los afectados son 1.500. Entre las zonas afectadas están la Universidad Laboral, la Facultad de Filosofía y Letras y otros seis centros educativos.

El último de los tramos estudiados es el de la CC-11 desde el enlace con la CC-23 hasta la glorieta de conexión con la ronda norte, que suma casi 2.000 afectados y en cuyo entorno se incluyen dos centros educativos.

Una vez analizadas las zonas ruidosas, Fomento reconoce que el carácter urbano de muchas de ellas "aumenta la complejidad de los problemas encontrados y dificulta la aplicación de medidas para amortiguar el ruido". Tanto es así que en muchas de las áreas donde los vecinos están expuestos a ruidos muy elevados se considera que habría que estudiar la puesta en marcha de "actuaciones complejas" por determinar ya que las soluciones más habituales, como pantallas acústicas o caballones no son aconsejables por la cercanía de las viviendas a la carretera.

Los casos más extremos se encuentran en Mérida, en la travesía de la N-V, donde el trazado casi por completo está incluido dentro del listado de zonas con muy difícil solución, pese a que Fomento reconoce que son precisamente las viviendas de este entorno las que padecen "grados de afección muy elevados". Para estas áreas, así como para algunas de Badajoz y, excepcionalmente, ciertos tramos de pequeña longitud en Cáceres, el estudio del ministerio no se atreve a adelantar cuál podría ser la solución, ni siquiera a predecir que las alternativas previstas pudiesen tener eficacia. En todo caso se indica que en un estudio posterior más detallado se revisarán las zonas y se tratará de dar una solución.