Un vecino del municipio cacereño de Serradilla, Miguel Rodríguez Fernández, de 54 años de edad, falleció la noche del miércoles, coincidiendo con Nochebuena, tras sufrir un disparo con un rifle presuntamente a manos de su propia hija, Blanca, de unos 30 años. La víctima, que trabajaba como miembro del retén de incendios del Infoex con base en Monfragüe, sufrió una herida de bala en el costado derecho por la espalda mientras se encontraba solo con su hija en la vivienda en la que residían, en la Calle San Antonio, número 78. La víctima fue trasladada en ambulancia por los servicios médicos al centro de salud del pueblo, pero nada se pudo hacer por salvarle la vida y falleció instantes después.

Hasta ayer por la noche, aún no había transcendido ninguna versión oficial de los hechos, pero algunos vecinos comentaron que la joven mató a su padre cuando éste regresaba a casa sobre las 20.00 horas después de llevar a su madre al lugar de trabajo en el mismo pueblo. Además, según los mismos vecinos, fue la propia hija la que avisó a los agentes de la Guardia Civil de lo sucedido y minutos después también requirió asistencia médica tras sufrir un estado de ansiedad.

Blanca, que fue soldado hace años, ha estado durante mucho tiempo viviendo fuera del pueblo donde regresaba en vacaciones por lo que apenas tenía mucha relación con los vecinos. Ayer por la tarde, continuaba detenida por la Guardia Civil en el cuartel de Montehermoso mientras se desarrollan las investigaciones oportunas y a la espera de una orden judicial de un caso que tramita el Juzgado de Plasencia. La víctima, que deja mujer y otros cuatro hijos varones, recibió sepultura ayer por la tarde en el cementerio tras oficiarse una misa funeral a la que asistieron familiares, vecinos, amigos y compañeros de trabajo.

Durante el funeral eran numerosas las muestras de dolor, así como las coronas de flores en recuerdo del fallecido, especialmente, la que le dedicaron sus compañeros del Club Deportivo local de Caza Cuatro Lobos, del que Miguel era secretario desde hacía ocho años.

Su presidente, Jesús Cobos, no daba crédito a lo sucedido y confesó sentirse muy apenado desde que conoció la noticia. "No sabemos lo que ha pasado, son muchas las versiones que hay", afirmó. Cobos definió a Miguel como una persona "muy buena que se desvivía por sus hijos" y aseguró que era un hombre pacífico que nunca originó ningún conflicto. "Era un hombre que no se metía en problemas, que se dedicaba a su trabajo, todos los días iba a cuidar a sus gallinas y conejos‡", añadió.

Se da la circunstancia de que unas pocas horas antes de su muerte, sobre las cuatro de la tarde, Jesús coincidió con Miguel en el mismo bar. "El mismo día que murió, horas antes estaba yo con los obreros celebrando las fiestas y nos dijo lo bien que nos lo estábamos pasando, y horas después me entero de lo sucedido, estamos muy mal, muy mal‡", expresó. También, el pasado viernes, la víctima asistió a una cena junto con otros cazadores en un local del pueblo.

El alcalde, Félix Bravo, que también conocía a la víctima, lamentó lo ocurrido y explicó el modo en el que conoció la noticia. "Me enteré por la Policía local, cuando fui al centro de salud ya estaba muerto y me dijeron que su hija le había pegado un tiro con un rifle por la espalda", explicó. Bravo aseguró que el asesinato de Miguel "ha sido un duro golpe para los vecinos" de este pueblo con unos 1.800 habitantes y calificó lo sucedido como un caso desgraciado y puntual.

El asesinato de Miguel ha truncado de golpe la alegría con la que los vecinos de Serradilla trataban de comenzar las fiestas navideñas. De hecho, muchos confesaron que al conocer lo ocurrido, minutos antes de la cena de Nochebuena, apenas podrán disfrutar ya de las fiestas. "Las navidades ya no serán lo mismo", comentó Isabel Sánchez, cuñada de Miguel, que aseguró que nunca ha tenido conocimiento de que hubiera ningún problema entre padre e hija. "No sabemos de que nunca hayan tenido ningún conflicto, no nos lo explicamos, nos hemos quedado sorprendidos", comentó.

La misma desolación mostró Florencio Rodríguez, que vive a pocos metros de la casa de Miguel. "No hemos escuchado ningún disparo, lo que nos alarmó fue tanto ir y venir de ambulancias y Guardia Civil, fue cuando salimos de casa y nos enteramos de lo ocurrido", dijo. Este vecino confesó que nunca ha tenido conocimiento de que existiera ningún problema entre padre e hija. De hecho, algunos comentaron que ambos participaban juntos en cacerías, algo que ya jamás podrán hacer.