Los 22 trabajadores fijos discontinuos que trabajan en la fábrica de transformación de tabaco de Cetarsa en Coria se congregaron ayer a las puertas de la industria en señal de protesta por la reducción de las horas de trabajo en la actual campaña y para la que, según dijeron, fueron contratados el pasado 15 de octubre y volverán a ser despedidos el 24 del mismo mes. El grupo, que se concentró a las tres de la tarde durante media hora, contó con el apoyo de algunos de los 20 trabajadores fijos.

José Antonio Sancho, presidente del Comité de Empresa y uno de los afectados, aseguró que el único objetivo que persiguen es conservar sus trabajos. "Solo queremos mantener nuestros puestos de trabajo aquí, la mayoría de nosotros hemos dedicado nuestra vida a esta fábrica, llegamos solteros hace años y ahora somos padres de familia, lo único que queremos es trabajar porque así es como nuestras familias pueden comer", afirmó. Tanto Sancho como el resto de trabajadores fijos discontinuos reconocen que han pasado temporadas difíciles desde el 2005, pero este año, "la situación es insostenible", aseguraron.

Por su parte, Antonio Carcaño, director general de Cetarsa, manifestó ayer por la tarde que la fábrica volverá a llamar a los trabajadores fijos discontinuos los próximos días 13, 14 y 15 de noviembre. Respecto a los despidos que se llevarán a cabo la semana que viene, aclaró que son consecuencia de la interrupción en la compra por falta de tabaco en el almacén de los cultivadores.

Carcaño achacó además esta situación a la reducción de la demanda del tabaco Burley en los últimos años, precisamente el tabaco que trabaja la fábrica de Coria. Concretamente, explicó que los cultivadores han cambiado este tabaco por el de Virginia, ante la reducción considerable del consumo de cigarros negros que es el tabaco Burley. Aún así, aseguró que la empresa, "mantiene el máximo posible de empleos en función del tabaco que cultivan los cultivadores". Finalmente, Carcaño señaló que los trabajadores están informados de la situación de la fábrica, aunque los propios afectados aseguraron que todavía no han recibido ninguna explicación.