La aparición de cientos de peces muertos en aguas del Tajo a su paso por la provincia de Cáceres activó ayer las alarmas en Portugal, un país especialmente sensibilizado con la conservación de este río internacional.

El presidente de Adenex, José María González Mazón, explicó que durante toda la jornada, los técnicos de esta asociación conservacionista recibieron llamadas de grupos ecologistas portugueses y de numerosos medios de comunicación de ámbito estatal, interesándose por las causas que habían originado la elevada mortandad de peces, y que la Delegación del Gobierno en Extremadura achacó a la eutrofización –un aporte más o menos masivo de nutrientes inorgánicos en un ecosistema acuático– de las aguas. González Mazón dijo que "en esta época del año no se dan las circunstancias para una eutrofización".

Por su parte, el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, descartó la existencia de cualquier tipo de vertido tóxico en las aguas del río tras analizar algunas muestras tomadas durante la jornada anterior. Sin embargo, Adenex no descartó que se hayan producido vertidos químicos al cauce por parte de la Central Nuclear de Almaraz, ya que, según su presidente, es la única industria que opera en la zona.

 

El Seprona, que insistió en que las analíticas realizadas han dado como resultado concentraciones de oxígeno inferiores a 3 mg/l de O2, y que es esto lo que ha ocasionado la mortandad de la fauna piscícola, descartó la existencia de cualquier tipo de vertido tóxico a las aguas del Tajo.

Operarios del servicio de Vigilancia Fluvial de la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) confirmaron, asimismo, que la presa de Arrocampo fue inspeccionada y se comprobó la ausencia de peces muertos en su área de influencia, lo que coincide con la versión de la Central Nuclear de Almaraz, que descartó cualquier relación del incidente con el funcionamiento de la planta. Sin embargo, el vigilante de la CHT negó, tal y como había indicado la planta nuclear, que los peces muertos se localizasen más cerca del embalse de Valdecañas que del de Arrocampo.

Otro portavoz de la CHT achacó el problema a una liberación de ácido sulfhídrico, un argumento al que no dieron credibilidad los ecologistas.

Y es que tanto la responsable de Ecologistas en Acción del Campo Arañuelo, Francisca Blanco, como el portavoz de la Plataforma de Afectados de la Central Nuclear de Almaraz, Máximo García, compartieron la tesis de Adenex al mostrarse convencidos de que la mortandad de los peces es achacable a la planta nuclear, que utiliza las aguas del embalse de Arrocampo para la refrigeración de sus reactores.

Además, estos grupos conservacionistas barajan la posibilidad de que la central nuclear haya realizado vertidos contaminantes a las aguas del Tajo, por lo que exigen un seguimiento de la situación en los próximos días y transparencia a la hora de dar a conocer los resultados de los datos de las muestras tomadas.

 

La CHT calculó ayer que el número de peces muertos oscilaba entre los 300 y los 500, aunque este diario pudo comprobar cómo una decena de operarios de las empresa agroforestales Fomex y Eco Restauraciones llenaron decenas de sacos que fueron cargados en camionetas.

La mayor concentración de peces muertos se localizó en el paraje conocido como La Playa de Extremadura , junto al refugio de pescadores y la desembocadura del Arroyo de la Garganta, ubicado entre el embalse de Valdecañas y el de Torrejón. Los peces, que desprendían un fuerte y desagradable olor debido a su descomposición, eran en su mayoría barbos, carpas, black-blass, luciopercas y percasoles.