Catorce poblaciones extremeñas presentan un riesgo alto o extremo de sufrir daños en el caso de inundaciones. Estas poblaciones están situadas, según recoge el plan de prevención de inundaciones Inuncaex, en las vegas bajas del Guadiana, aunque también se incluyen localidades ubicadas en las Vegas Altas, como Don Benito y Villanueva, y tres núcleos cacereños (Coria, Plasencia y Aldeanueva de la Vera). Para establecer el nivel de riesgo de cada población, el Inuncaex, elaborado por la Junta y presentado ayer a los responsables de los distintos organismos integrados en el programa de protección civil, evalúa tanto la posibilidad de que se dé una catástrofe como las consecuencias que esto acarrearía en zonas habitadas.

En el nivel más alto de riesgo, el extremo se situaría Mérida. Esto supone que cada medio siglo como media, la capital extremeña está expuesta a avenidas que causarían graves daños a personas, infraestructuras y medio ambiente. El resto de poblaciones de riesgo –Almendralejo, Badajoz, Campanario, Don Benito, La Garrovilla, San Pedro de Mérida, La Roca de la Sierra, Torremayor, Villagonzalo, Villanueva de la Serena, Aldeanueva del Camino, Coria y Plasencia– se encuentran en el escalón inmediatamente inferior, es decir, que las inundaciones graves se producirían con una periodicidad media de un siglo.

Según marca el Inuncaex, estas poblaciones tienen que dotarse de planes municipales de emergencia, y adaptar su normativa urbana a los riesgos para evitar las construcciones en zonas de más peligro. Asimismo, se prevé que se establezcan protocolos precisos de actuación para diseñar posibles evacuaciones y marcar zonas de acogida a las personas que tengan que abandonar sus hogares.

 

MERIDA-BADAJOZ Según el análisis del plan, las avenidas se pueden producir no sólo porque se registren lluvias intensas en muy pocas horas, sino también porque se den episodios de lluvia continuada y el suelo sea incapaz de absorber más agua.

En cuanto a lo que origina estas situaciones, se advierte de que el tramo más peligroso se situa en el recorrido del Guadiana entre Mérida y Badajoz "por lo que deben extremarse las medidas tanto por la regularidad de las inundaciones como por sus consecuencias".

El documento señala como gran carencia que el Guadiana está muy regulado en su cabecera por la existencia de presas y embalses, "pero sus afluentes más caudalosos, lo que recogen la escorrentía de Las Villuercas, Sierra de Pedro Gómez, Sierra de Montánchez y Sierra de San Pedro, con intensas precipitaciones, desembocan por debajo de los grandes embalses, y lo mismo le pasa al Zújar, por lo que ya no existe ninguna regulación más a excepción de la de Montijo, de muy reducida capacidad que no sirve a estos menesteres".

Según se indica, el mayor peligro no viene ni del propio Guadiana ni de sus afluentes, sino de los arroyos menores, y cita como ejemplos que los ríos Lácara y Zapatón cuentan ya con regulación "pero es a todas luces insuficiente", y que el Gévora carece de esa regulación. La misma situación se da con los ríos Gargáligas, Alcollarín, Búrdalo, Aljucén, Alcazaba y Guerrero. En cuanto las actuaciones en Rivillas, Calamón y Albarregas, se indica que sirven únicamente para minimizar algunos riesgos.

Respecto a las vegas altas, el Inuncaex recoge que la construcción del embalse de la Serena hace 18 años ha hecho que casi cesen los episodios de inundaciones, frecuentes hasta 1988, pero persiste el riesgo si se da la rotura de una presa y los problemas en algunos cauces. De todas formas se advierte de que en los entornos de los ríos Gargáligas y Ruecas, en los poblados de colonización, se han seguido produciendo avenidas peligrosas, y tampoco se han librado totalmente Villanueva y Don Benito.

Por lo que se refiere a la zona cacereña, las áreas de riesgo coinciden con las zonas de influencia de los ríos Jerte a su paso por Plasencia y Alagón a su paso por Coria, aunque su peligrosidad es inferior a las marcadas para la zona del Guadiana.

En todo caso, Agustín Trocolí, jefe de sala del 112 encargado de desgranar los pormenores del plan señaló que el Inuncaex debe estar en continua evolución para localizar nuevos riesgos y para modificar la calificación de las zonas según se ejecuten distintas actuaciones.