Los buitres del Parque Nacional de Monfragüe, a falta de carroña, buscan ovejas vivas que llevarse a la boca, y han encontrado su paraíso en una explotación ganadera de Trujillo, a unos 20 kilómetros de su refugio natural. El ganadero Agustín Ruíz tenía hace dos meses 917 ovejas merinas, pero ahora apenas le quedan 700.

"Están hambrientos porque no los echan carne y buscan al animal más indefenso, que es la oveja", dijo ayer el ganadero tras comprobar, a las 9 de mañana, que habían perecido otros seis animales presas de los carroñeros. Acuden en grupo, suelen ser 40 ó 50 y comen entre cuatro y seis ovejas por jornada. Ayer se entretuvo en contarlos y alcanzó la cifra de 56 pero ha habido días en los que la presencia ha sido aún más numerosa.

El ganadero teme acercarse para evitar que le ataquen y asegura que tras el festín vuelan de otro modo y se ponen más agresivos, quizás por las dificultades para desplazarse. Agustín Ruíz intenta espantarlos con su coche "pero no sirve de nada porque a los 10 minutos regresan".

Suelen atacar en pareja derribando al ganado con las garras por agotamiento y provocando heridas en la ingle; luego acuden todos al festín y si algún día no comen, la jornada siguiente buscan ración doble. Las pérdidas superan los 10.000 euros y Agustín se plantea vender la explotación por lo que pide a la Junta de Extremadura que dé la cara y le proteja a él.