Las fiestas de San Juan 2008 de Coria concluyeron anoche con el tradicional castillo de fuegos artificiales en el puente de hierro.

Unos festejos que se han caracterizado este año por una de las ediciones en la que menos heridos se han registrado. Al margen de las personas que han tenido que pasar por la enfermería con magulladuras, abrasiones, golpes o torceduras, sólo tres personas han tenido que ser derivadas al Hospital Ciudad de Coria por presentar heridas por asta de toro y un joven más presenta un baretazo que le provocó una herida leve.

El último herido de los festejos se produjo en la tarde de ayer durante la lidia de Saltarín, toro aportado por el ayuntamiento y que se convirtió en el astado que mejor juego ha dado en la plaza durante todos los festejos taurinos de la tarde. El herido es un un joven de 17 años de edad que presenta cornada en la cara posterior del muslo derecho. Fue atendido en la enfermería y posteriormente trasladado al Hospital de Coria. Los hechos ocurrían tan sólo unos segundos después de que el animal abandonara la Plaza de España. Según explicaron testigos presenciales, el joven cruzó la calle del Obispo cuando se topó casi de frente con el toro que le embistió causándole una cornada en el muslo derecho.

Por otra parte, otro joven también resultó herido grave el fin de semana. Fue durante la lidia del toro Zagal en la madrugada del domingo. El mozo, de 24 años de edad y vecino de Valladolid, recibió una cornada por asta de toro en el muslo izquierdo cara anterior-interna, con destrozo muscular y sin afectación vascular aparente, según el parte médico ofrecido por el ayuntamiento. El joven fue atendido en el quirófano móvil y seguidamente fue trasladado al hospital de Coria donde fue intervenido quirúrgicamente y su vida no corre peligro. En este caso, el chico fue embestido en la plaza en el momento que intentaba recortar al astado. También en el Hospital de Coria continúa ingresada Remedios Enguido, la cauriense de 34 años que en la madrugada del sábado recibió una cornada por asta de toro en el antebrazo izquierdo. La joven, que lleva una herida con 20 puntos y en todo momento estuvo acompañada de su madre, relató los hechos en Radio Interior y explicó como mientras ella estaba en los barrotes y llamó al toro, el animal metió la cabeza en las vallas y le corneó. Su estado evoluciona bien y tendrá que estar, como mínimo, cinco días ingresada en el hospital.

En lo que se refiere al juego que han dado los toros ha sido desigual y ha habido de todo. Toros que han creado emoción, tensión con carreras y arrancadas imprevisibles y otros animales que se han quedado rezagados y parados en determinados puntos del recorrido. Como anécdota, la mayoría de los astados han visitado la plaza de La Cava que este año contaba con tablao después de que en los últimos años no se hubiera podido instalar debido a las obras de restauración de la barbacana del castillo.

El último toro lidiado en los festejos fue Saltarín. Un astado de la ganadería pacense de Francisco Ruiz Meléndez, que impuso respeto tanto en la plaza durante los 30 minutos de lidia, como también en su recorrido por las calles, donde sintió especial querencia por la estrecha Rúa de Los Paños. Pasó por la Plaza de la Catedral, plazuela del Duque y por la Cava, donde los aficionados disfrutaron con las embestidas del animal con reacciones imprevisibles. La muerte le llegó al animal a las 21.59 horas en la plaza de La Cava. El director de lidia, Pascual Gómez, colocó el toro en posición y cuando se disponían a darle muerte, el astado arrancó y a gran velocidad se movió por la calle Carnicería, Plaza de Santiago, atravesó la plaza de España, recorrió la calle del Obispo, pasó por las Cuatro Calles, por la Rúa de Los Paños,  hasta llegar a La Cava donde moría. Uno de los toros que más tensión originó por la dificultad que entrañó dar muerte al animal fue Serranito, el toro de la Juventud Cauriense que se lidió en la tarde del jueves. Esta tarde pasará a la historia de las fiestas de San Juan, como la jornada en la que los tres escopeteros: Felipe Moreno, Eusebio Santano y Toñi Quijada tuvieron que emplearse a fondo para matar a un toro de la ganadería de Antonia de la Serna Ferrer que brindó una tarde cargada de emoción a los aficionados. El director de lidia, Pascual Gómez, se empleó a fondo para colocar al astado, pero no fue suficiente. Y tuvo que ser necesario encerrarlo en la Plaza de San Pedro y pedir desde megafonía la colaboración de todos los aficionados y la presencia de los tres matadores. Finalmente, a las 22.41 horas moría de un disparo del matador Eusebio Santano.

Los toros de las tardes de San Juan han dejado momentos de emoción como Casitó en la tarde del sábado. una jornada marcada por las altas temperaturas que rozaron los cuarenta grados y la afluencia masiva de público en Coria. El astado, de la ganadería cacereña de María del Carmen Valiente, dejó tensión entre los aficionados en su recorrido por las calles e incluso perdonó la vida de dos personas al menos en dos ocasiones. El primer gran susto fue en la plazuela del duque, en la plaza de La Catedral, donde el astado tras recibir una descarga de la pica reaccionó con una arrancada que originó un gran embotellamiento. El segundo gran inicidente se produjo minutos después en La Cava.  En esta ocasión y, tras otra arrancada del astado, un joven tropezó con su propia sandalia y cayó al suelo para nerviosismo de todos los que estaban presenciando los hechos. El toro, afortunadamente, pasó rozando al chaval y siguió adelante con su trayectoria.

También hizo de las suyas Faraón, el toro de la Peña El 27. El astado recorrió buena parte del recinto amurallado de Coria y el encargado de dar muerte al animal fue Toñi Quijada, quien muy rápido de reflejos lo mató a las 21 horas 53 minutos en la Plazuela del Duque. Faraón fue un toro un tanto ágil, que llego inclusó a arremeter contra una esquina de la calle del Rey y que respondió a la pica eléctrica con la que le dieron en varias ocasiones. Por otra parte, juego desigual el que dieron los toros de la Junta de Defensa y de la Abanderada de San Juan, Cándida Delgado: Bigotillo y Caobo.

En el caso de la Junta de Defensa, Bigotillo se emplazó en la zona de La Cava y, a pesar de los intentos de los aficionados y del taurino Pascual Gómez, el toro no se movió de esta zona. El astado, de la ganadería de Manuel Villau se caracterizó por las embestidas cortas de no más de cuatro metros, fue lento de reflejos en la calle, pero con reacciones impredecibles y arrancadas bruscas que pusieron en jaque a los aficionados en más de una ocasión. El abanderado de la peña, Juan Luis García Valiente, aseguró no sentirse satisfecho con el toro elegido para la tarde festiva, a pesar de que se decantó por un toro bien presentado para Coria.

También, Caobo, el astado de la ganadería de Partido de Resina (procedencia Pablo Romero), que se lidió la tarde del día de San Juan, decepcionó a los miles de aficionados que se dieron cita en la ciudad de Coria para disfrutar de la primera tarde taurina de las fiestas. Caobo defraudo y provocó el aburrimiento de caurienses y forasteros que valoraron la magnífica estampa del animal que, sin embargo, no dio juego alguno por las calles de Coria. Moría de un disparo certero que le propinó el escopetero Felipe Moreno en la zona del Hotel Palacio Coria, en la plaza de La Catedral, a las 21.55 horas. La abanderada, Cándida Delgado, destacó ante todo la presencia y belleza del animal. Como anécdota, la propia abanderada tuvo que pasar esta tarde de San Juan por la enfermería tras sufrir un golpe en la cabeza lo que le originó una herida en la que le tuvieron que dar tres puntos de sutura.