Miles de personas abarrotaron las calles de Coria en una calurosa tarde de San Juan en la que el toro Casito, de la Peña La Geta, dejó emoción en las dos horas que duró el espectáculo taurino.

El astado, de la ganadería cacereña de María del Carmen Valiente, dejó tensión entre los aficionados en su recorrido por las calles del recinto histórico e incluso, según explicaron testigos presenciales, perdonó la vida de dos personas al menos en dos ocasiones. El primer gran susto fue en la plazuela del duque, en la plaza de La Catedral, donde el astado tras recibir una descarga de la pica reaccionó con una arrancada que originó un gran embotellamiento entre las miles de personas que estaban contemplando la estampa del animal.

El segundo gran inicidente se produjo minutos después en La Cava.  En esta ocasión y, tras otra arrancada del astado, un joven tropezó con su propia sandalia y cayó al suelo para nervisosismo de todos los que estaban presenciando los hechos. El toro, afortunadamente, pasó rozando al chaval y siguió adelante con su trayectoria.

Casito, de 580 kilogramos de peso aproximadamente, negro bragao y astifino, sintió querencia durante buena parte de la tarde por la plazuela del Duque, pero finalmente se dejó ver por San Pedro, La Cava, Rúa de Los Paños, Carnicería y calle Sinanoga, entre otras del casco histórico de Coria.

Fue una jornada muy peligrosa en Coria por la gran afluencia de público. Se calcula que sólo en la plaza de España, más de 4.000 personas presenciaron la lidia del toro, que abandonó el albero cuatro minutos después de sonar la tercera campanada por la calle de Santiago. Aún así, el animal volvió al ruedo buscando espacios abiertos, como el que encontró más tarde en la plaza de La Catedral.

El toro de La Geta moría de un disparon a las 21.58 horas en la plazuela de San Juan, donde se encuentra la Peña El 13.