La Audiencia Provincial de Cáceres ha condenado a 11 años y 9 meses de prisión a un padre de 60 años como autor de los delitos de violación continuada, lesiones y violencia de género hacia su pareja, 23 años menor que él y con la que tuvo dos hijos.

 La sentencia considera probado que Celestino Salvatierra Godino, vecino de Cáceres, forzaba en el domicilio familiar a la mujer, llegando incluso a sacarla de la cama donde dormía con su hija para abusar de ella en otra habitación. Esta situación se repitió dos o tres veces por semana desde el 2003 al 2005, hasta que se adoptó una orden de alejamiento, informa El Periódico Extremadura.

Además de la condena de cárcel, el tribunal obliga al agresor a indemnizar con 10.000 euros a su víctima, además de prohibirle que se comunique con ella durante 19 años. El calvario que sufrió la mujer desde que la pareja empezó a convivir –él tenía entonces 42 años y ella 19– queda patente en el contenido de la sentencia al asegurar que el hombre "le impidió en todo momento y por todos los medios su desarrollo personal", además "de dificultar todo tipo de relaciones personales y familiares".

La resolución considera también probado que Celestino Salvatierra, con antecedentes penales y denunciado en 1987 por su exnovia por una presunta agresión sexual, padece "un trastorno de la personalidad, caracterizado por una elevada autoestima y una convicción de dominio y poder en relación con las situaciones afectivas, sociales y económicas".

El tribunal también argumenta que los hechos probados "son fiel reflejo de la situación que se vivía en aquella casa y de que la víctima ha estado sometida desde el primer momento de la convivencia al capricho y voluntad" de su excompañero. Añade la sentencia que el agresor la dejó embarazada cuando tenía 18 años y aporta los testimonios de uno de los dos hijos, ahora con 15 años, que recordó en el juicio cómo su padre "amenazaba de muerte a su madre si ésta hablaba o pensaba separarse de él". Fue también el joven quien le aconsejó que denunciara por que temía por la vida de su madre. Su hermana, de 11, narró las agresiones que sufría en la cocina y la agresividad que mostraba hacia su hermano.

Asimismo, el fallo reseña las continuas humillaciones a las que era sometida la víctima mediante insultos y descalificaciones como "inútil, ignorante o inculta" y recalca que la "violencia física y psíquica era permanente, constante y mantenida". También recuerda cómo el condenado "controlaba totalmente la economía familiar, sin que la mujer supiera de dónde provenían los ingresos". El tribunal rechaza las alegaciones de la defensa, que pidió la absolución, basadas en el "resentimiento" de la mujer hacia su expareja.