Las clases de refuerzo que recibirán por la tarde los alumnos rezagados de Secundaria comenzaron ayer a impartirse en numerosos institutos de la región –las cifras oficiales se ofrecerán en los próximos días–, marcadas por la división de opiniones entre los docentes acerca de si mejorará o no los índices de fracaso escolar. Los sindicatos sí son unánimes en que este plan supone un "parche" que ha sido impuesto por la Consejería de Educación sin contar con el suficiente consenso y sin otorgar a los centros el tiempo necesario para ponerlo en práctica con garantías. La Federación de Padres de Alumnos (Freapa) sí apoya las clases.

Se trata de un programa voluntario, tanto para los alumnos como para los docentes encargados de impartir las clases, ideado por Educación para reducir los suspensos dando a los estudiantes la oportunidad de aumentar el número de horas de las materias que les resultan más difíciles sacar adelante.

Ante el mutismo de la Junta, la mayor parte de los centros consultados por EL PERIODICO informaron que han formado varios grupos de refuerzo para un máximo de 15 alumnos de 1º a 4º de ESO, principalmente para materias comunes como Matemáticas, Lengua o Inglés, pero también para otras más específicas como Física y Química o Biología, que se imparten entre las cuatro y las ocho de la tarde, aunque cada centro es libre para organizar su propio horario.

Desde los centros se constata que hay "opiniones de todo tipo" entre las plantillas de profesores, aunque se remarca el carácter voluntario de la medida, si bien hay casos en los que la "responsabilidad" del cargo ha llevado a las directivas a ponerse al frente del proyecto. Este es el caso del IES Sáenz de Buruaga, en Mérida, donde su jefe de estudios, Iñaki Mur, manifiesta que el claustro de profesores está "disgustado" con un plan puesto en marcha con premura, falta de información y diálogo. En general, los responsables de los centros ven con buenos ojos la iniciativa como medida para mejorar la formación de los alumnos, como indica Lourdes Caballero, directora del IES Castelar de Badajoz. Sin embargo hay centros como el IES Virgen de Guadalupe de Cáceres que no ofertan a sus alumnos las clases extra al no presentarse profesores voluntarios.

 

DISCONFORMIDAD Casos como este dan pie a los sindicatos a calificar el plan como "discriminatorio", ya que no otorga las mismas oportunidades a los alumnos de distintos centros. Esta es la postura que defiende Antonio Serrano, responsable regional de política educativa de CCOO, quien viene expresando en los últimos días su "disconformidad más absoluta" hacia el plan, al igual que Saturnino Acosta, de Anpe. En la misma línea se sitúa Miguel Salazar, de FETE-UGT, que opina además que debería considerarse el programa desde la óptica propia de las medidas de prevención, es decir, que se ponga en práctica desde el comienzo del curso.

Opiniones similares han ofrecido otros sindicatos, como PIDE, desde donde su vicepresidente, Alfredo Aranda, sostiene que la administración educativa está presionando a los centros para poner en marcha el programa para "venderlo como un éxito", una versión apoyada por STE-Ex.

Los sindicatos también remarcan que el actual diseño del plan supone una sobrecarga de trabajo para los profesores, al mismo tiempo que estiman que se ha perdido una oportunidad para acordar con la administración un incremento en el número de docentes, ya que comparten la tesis de que las clases de refuerzo deberían programarse en horario lectivo, y solo en los casos necesarios fijarlas por la tarde. En representación de los padres de los alumnos, Freapa se posiciona a favor de la medida porque supone un apoyo para quienes no pueden costearse clases particulares, o para quienes en su pueblo no tienen esta oferta.