Las extremeñas deben dedicar más tiempo a la actividad física y mejorar sus hábitos alimentarios, sobre todo las más jóvenes, dado que cada vez se están alejando más de la tradicional y saludable dieta mediterránea.

Así lo indica un estudio de la Universidad de Extremadura que ha analizado a 1.709 mujeres de la comunidad autónoma de entre 18 y 92 años, incluido en una tesis defendida por Yolanda Escalante González sobre la antropometría –las medidas del cuerpo– y las capacidades físicas de las extremeñas. La tesis revela que, en líneas generales, los parámetros de las extremeñas no difieren mucho de los del resto de españolas. Sí hay distancias, en cambio entre las que residen en zonas urbanas y rurales, ya que entre las últimas se observa un mayor consumo de verduras, carne y pescado, informa El Periódico Extremadura.

Para el estudio se han analizado variables como la talla, el peso, el perímetro de la cadera y la cintura, y también los índices de masa corporal. Las capacidades físicas valoradas se refieren a cuestiones como la flexibilidad de tronco y piernas, la fuerza, la potencia aeróbica, la resistencia abdominal y el equilibrio.

Las mujeres maduras, las que se encuentran entre los 45 y 55 años, son las que más deben preocuparse por mantener en forma su organismo, porque es en este momento de su vida, coincidiendo con los cambios hormonales propios de la menopausia, cuando se detecta una mayor "involución de la condición física saludable". Es decir, que el estado de las mujeres comienza a deteriorarse con mayor intensidad, lo que hace necesaria la puesta en práctica de "programas específicos para un colectivo que tiene unas características específicas", diferentes por ejemplo a los ya establecidos para las personas mayores.

No obstante, juega a favor de las extremeñas su afición a caminar, una costumbre muy extendida en todas las edades y que repercute positivamente en su salud, pero al mismo tiempo es recomendable que se pongan en manos de especialistas para mejorar aspectos negativos detectados, como es la deficiente flexibilidad de tronco y piernas.

Otro punto que preocupa sobre la salud de las mujeres es el abandono progresivo, especialmente de las más jóvenes, de la dieta mediterránea en favor de la comida rápida, una tendencia que afecta a las mujeres de edades comprendidas entre los 18 y 35 años y que de consolidarse con el paso del tiempo podría llegar a ser "muy preocupante".

 Las mujeres del ámbito rural tienen una condición física más saludable que las que residen en los núcleos urbanos porque dedican una mayor parte de su tiempo a realizar actividades físicas y porque sus hábitos alimentarios se mantienen en el consumo de productos que son más saludables y que están mas cercanos a las recomendaciones de la tradicional dieta mediterránea.

Otros factores que determinan la condición física saludable de las extremeñas son sus niveles educativo y de ingresos, de tal forma que las mujeres con valores más altos en este sentido son aquellas que gozan de mejores cualidades, un aspecto que está relacionado con el principal argumento expuesto a la hora de excusar la ausencia de ejercicio físico y la elaboración de una dieta sana y equilibrada. "El que tiene más dinero puede tener a alguien ayudando en casa, ganando tiempo para ir tres días a semana al gimnasio" o para hacer cualquier actividad física.