El próximo domingo los españoles, como el resto de ciudadanos de la Unión Europea, adoptaremos el horario de verano y tendremos que adelantar nuestros relojes una hora, a las 02.00 serán las 03.00, con lo que perderemos una hora del día al tiempo que amanecerá y anochecerá más tarde.

El cambio de hora se aplica para aprovechar mejor la luz solar y consumir menos electricidad en iluminación, aunque algunos expertos dudan de su rentabilidad mientras que los médicos consultados aseguran que durante cuatro o cinco días tanto niños como adultos padeceremos un leve "jet lag".

Así lo ha asegurado el pediatra José García Sicilia, del hospital madrileño La Paz, quien destaca que a pesar de que el trastorno por el cambio de hora "no es excesivo" sí que tardamos unos días en adaptarnos al nuevo horario porque "nos cuesta levantarnos y no tenemos hambre a la hora de comer". Este pediatra afirma que los bebés apenas notan el cambio ya que todavía no son conscientes de los hábitos adquiridos, mientras que los niños en edad escolar acusan la pérdida de una hora de sueño los primeros días, informa El Periódico Extremadura.

En esta línea, el psicólogo Valentín Martínez-Otero advierte de que determinadas actividades como la conducción pueden entrañar riesgos en los primeros días del cambio de hora debido a las alteraciones del sueño. No obstante, señala que este cambio, que conlleva más horas de luz, anima a las relaciones sociales y a disfrutar del aire libre, y que el trastorno ocasionado es en la mayoría de las personas irrelevante.

El cambio de hora, de obligado cumplimiento en la UE, empezó a generalizarse a partir de 1974 cuando algunas naciones decidieron tras la primera crisis de petróleo adelantar una hora los relojes durante los meses de más luz -entre marzo y finales de septiembre- para reducir el consumo de electricidad. La primera directiva europea se adoptó en 1981 y era renovada cada cuatro años hasta que en 2001 el Parlamento y el Consejo de la Unión aprobaron otra normativa de carácter indefinido.

La actual directiva establece con carácter permanente las fechas de inicio del periodo de la hora de verano (en el que, como ahora, se adelanta el reloj una hora) y su finalización (el reloj se retrasa una hora), produciéndose los últimos domingos del mes de marzo y octubre, respectivamente. Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) el potencial de ahorro en iluminación propiciado por el cambio podría alcanzar el 5 por ciento, equivalente a 300 millones de euros.

De esa cantidad, indica el IDAE, 90 millones corresponderían a los hogares españoles, lo que supone un ahorro de seis euros por familia, mientras que los 210 millones restantes se ahorrarían de la industria y el sector terciario. Con todo, este organismo asegura que se conseguirá este ahorro si se adopta un comportamiento responsable en la utilización de la iluminación artificial solo cuando sea necesaria.

Desde la Confederación Española de Consumidores y Usuarios (CECU), consideran que el ahorro perseguido por la medida es "insignificante". Por otro lado, el cambio de hora afectará en los aeropuertos por lo que ningún avión despegará a las 2.00 horas ya que "esa hora no existirá y las paneles informativos de vuelos están programados para que se cambie la hora a las tres", afirman fuentes de AENA. Lo mismo sucede con la decena de trenes de Renfe que a esa hora estarán circulando y que al contrario de lo que sucede con el cambio de hora de invierno no se detendrán.