No hay todavía un censo de cuántas personas sin hogar hay en Cáceres. "Es difícil de cuantificar porque algunos de ellos son transeúntes que van y vienen –dicen fuentes del Instituto Municipal de Asuntos Sociales (Imas)– pero creemos que hay unas 28 personas que se pueden considerar indigentes".

El pasado mes de octubre se constituyó el Consejo Sectorial de las Personas sin Hogar. Está presidido por la concejala de Asuntos Sociales, Marcelina Elviro, y de él forman parte todas las instituciones que tienen alguna relación con la cuestión: desde Cáritas y las Hermanas de la Caridad al SES o el centro de drogodependencias pasando por los cuerpos policiales.

Una de las primeras decisiones tomadas por ese consejo ha sido, en palabras de Elviro, "crear una comisión para conocer cuál es la situación y cuántas personas hay sin hogar en la ciudad". La concejala es consciente de que acabar con el problema por completo es imposible "siempre habrá gente en la calle –dice– pero se trata de reducirlo en lo posible".

VARIOS FRENTES Para lo más inmediato, proporcionar un techo y comida, el ayuntamiento tiene convenios con el albergue que Cáritas tiene junto a la estación de ferrocarril y con las Hermanas de la Caridad para el mantenimiento del comedor social.

Pero eso no es más que el principio. "Muchas de estas personas tienen problemas de salud mental o de drogodependencias, que en algunos casos hacen que no puedan gobernar sus vidas", se dice desde el Imas. Por ello, se considera esencial desde este organismo trabajar en coordinación con la fiscalía para que se pueda establecer una tutela en ciertos casos.

Una cuestión que también debe ser analizada, en opinión de Elviro es "ver qué reclamos hay en la ciudad, como edificios abandonados, para que personas que han venido de paso se queden". La concejala afirma que ya se ha empezado a tapiar algunos edificios.

Dar una esperanza de futuro a estas personas está también entre las prioridades de los servicios sociales del ayuntamiento. Está previsto que se habiliten zonas de la Ribera del Marco para hacer talleres de trabajo. La cuestión, se insiste desde el Imas, es darles opciones para salir de ahí: un techo, comida y recursos para reinsertarse socialmente. El hecho de que Cáceres sea una ciudad pequeña facilita, según Elviro, que se pueda tener el problema bajo control.