A mal tiempo buena cara. Esto es lo que hicieron las miles de personas que participaron, paragüas en mano, en la fiesta de San Blas de Montehemoso.

Las danzas de los Negritos fueron el gran atractivo de un festejo declarado de Interés Turístico Regional en el que se llegaron a repartir cerca de 10.000 cordones del santo, que dice la tradición que protege la garganta de futuras enfermedades. "El año pasado hicimos 6.000 y nos quedamos cortos", manifestó Genma, una de las casi 20 personas encargadas de vender los cordones multicolores al precio de 0,50 euros.

María José Alcón prometió hace cuatro años ser mayodoma de San Blas. Formuló la promesa cuando su hija enfermó y este año cumplió su palabra y ostentó, junto a su familia, la mayordomía del santo.  Bajo el estruendo de aproximadamente 200 cohetes, San Blas salió de la ermita cubierto con un plástico y ante el fervor de cientos de fieles que le acompañaron en la procesión. Antes, los Negritos danzaron las floreadas, bailes que siempre se interpretan antes de que salga San Blas. "Para ser Negrito hay que tener devoción", manifestó Salva, uno de los danzantes. "Son danzas que tienen hasta 600 años de antigüedad, la más típica es la del cordón. Todas requieren mucha coordinación", explicó David, otro de los Negritos.

Con la cara tiznada de negro, los nueve danzantes ataviados con el traje típico interpretearon las 17 danzas, en las que seguirá investigando el Ayuntamiento de Montehermoso, tal y como manifestó el alcalde, Carlos Labrador, quien insistió en que son partidarios de mantener la tradición, a pesar de que se desarrolle un programa paralelo de actividades como es el caso de la gran paella popular o la degustación de dulces típicos.

Labrador reconoció que desde que la fiesta ostenta la categoría de Interés Turístico, atrae a un público más selecto que llega desde otras regiones buscando un interés etnográfico. Silvia González, concejala de Cultura, explicó que la fiesta goza de una gran promoción en ferias especializadas. "Gracias al apoyo de la Diputación de Cáceres promocionamos Los Negritos en ferias, y promocionar el festejo es vender la comarca y el rico patrimonio que tenemos", añadió.

Hubo colas para comprar los cordones de San Blas, pero también para degustar la gran paella popular con la que el Ayuntamiento de Montehermoso agasajó a vecinos y visitantes. Ahora, en esta localidad hay algunos vecinos que esperan a que el próximo año puedan tiznarse la cara y estrenarse como Negrito de San Blas, una tradición que pasa de generación en generación, dicen algunos estudios, desde el siglo XVI en Montehermoso.