La muerte de una joven de 33 años convulsionó el sábado el entorno de la calle Santa Joaquina de Vedruna, en pleno centro de Cáceres, a media mañana. La aparición del cuerpo, tumbado inerte sobre el pavimento del patio interior de un edificio, movilizó a policías y bomberos y obligó a cortar la calle durante más de una hora hasta que la jueza ordenó el levantamiento del cadáver y los vehículos desbloquearon el acceso. La principal hipótesis que baraja el Cuerpo Nacional de Policía, responsable de la investigación, es una caída accidental desde una ventana del piso que acabó fatalmente con su vida al colisionar contra el suelo, pese a que altura, aunque elevada, no era excesiva.

La joven, Sonia Del Val Moreno, nacida en Madrid pero con numerosa familia en la provincia cacereña, y muy conocida en la ciudad por su trabajo como cocinera de la cafetería Vivaldi desde hace años, ocupaba la vivienda en régimen de alquiler. El piso está situado en el número 1 de Santa Joaquina de Vedruna, en una segunda planta "más bien alta", precisaron ayer los vecinos. El siniestro se produjo hacia las once de la mañana, al precipitarse por una de las ventanas orientadas al patio. "Al parecer un inquilino ha visto el cuerpo tendido y ha llamado a los servicios de emergencia", explicó un vecino. El cadáver fue trasladado en torno a la una del mediodía hasta el Instituto Anatómico Forense para practicarle la autopsia.

Los bomberos abrieron la vivienda y los agentes y la jueza investigaron sobre el terreno. La policía estudió todas las posibilidades. El homicidio quedó en poco tiempo descartado al estar la joven sola en casa, en compañía de su perro, pese a que convivía con su pareja. También se barajó en principio que se hubiera arrojado al vacío en un acto voluntario, "pero la hipótesis del accidente parece la más acertada en un 90%, ya fuera por un descuido, por un resbalón, por estar realizando alguna tarea doméstica, por un mareo, por alguna causa, pero en definitiva, y aunque no se puede afirmar a ciencia cierta, todo apunta a un accidente", revelaron ayer fuentes de la Subdelegación del Gobierno.

De hecho, la policía investigó el entorno de la joven y de momento no han hallado indicios o motivos para una muerte voluntaria. "Llevaba una vida normal, no había nada raro en ella", explicó ayer el propietario de Vivaldi. "Me saludaba a diario cuando nos cruzábamos en la escalera, era una chica como otras, nunca se oyó nada extraño en su vivienda", apuntó una vecina que acababa de enterarse de lo sucedido. Sonia había salido incluso la noche antes a divertirse con unos amigos. "Ha sido mala suerte, porque si te caes diez veces de esa altura, en nueve sales herido y solo en una te matas. Dicen que ha podido darse con un bordillo…", comentó otro vecino.

El cadáver fue sacado a la calle por una tienda con acceso al patio. El Juzgado número 4 de Cáceres, que estaba de guardia, se hizo cargo de las diligencias. Tras permanecer varias horas en el Anatómico Forense, el cuerpo fue trasladado al tanatorio Cense.