La entrada del año para la familia del agricultor José Blanco, de Ribera del Fresno, ha sido una pesadilla que acabó con final feliz después de pasar toda la primera noche del nuevo año en el hospital de Almendralejo. En él seis miembros de la familia, de los 16 que se habían reunido para la cena de Nochevieja, fueron ingresados con síntomas de asfixia a causa la inhalación de monóxido de carbono proveniente de dos braseros de picón.

Los intoxicados fueron José Blanco, de 64 años; su mujer, de 59; una nuera, de 38 años; y tres nietas de 5, 9 y 10 años. Estos ingresaron en el hospital de Almendralejo a la 01.30 horas y fueron dados de alta a las seis de la madrugada de ayer.

Los hechos comenzaron a las ocho de la tarde del lunes día 31, cuando la familia inició los preparativos para cenar, en el número 13 de la calle La Providencia. A esa hora unieron tres mesas camillas y pusieron dos braseros de picón para calentar la nave del piso de arriba de la vivienda, una estancia de 60 metros cuadrados que cerraron para que no entrara frío.

La cena transcurrió con normalidad, pero sobre la una de la madrugada una de las nietas de José Blanco, la de cinco años, comenzó a vomitar y a sentirse mal. Luego fue su mujer, que se mareó y se desvaneció, aunque pudieron sujetarla antes de que se desplomara contra el suelo.

En ese momento comprendieron que algo pasaba y abrieron la puerta y los balcones para ventilar la habitación, y salieron al patio de la vivienda a respirar. Además, llamaron al 112. Al momento se presentó una doctora, que se desplazó desde Villafranca de los Barros, localidad situada a 8 kilómetros. La doctora, al analizar la situación, pidió ayuda y se presentaron cuatro ambulancias, que atendieron a los seis que parecían más afectados, aplicándoles oxígeno.

Posteriormente se decidió el traslado de estas seis personas al hospital de Almendralejo, a donde fueron llevadas en tres ambulancias, una del centro de salud de Villafranca de los Barros, otra de Almendralejo y la tercera del 112. En el centro sanitario también les aplicaron oxígeno. Como respondieron bien al tratamiento fueron dados de alta a las seis de la madrugada.

José Blanco señaló ayer a EL PERIODICO que, una vez pasado el susto, volvieron a vivir una jornada normal, se reunieron de nuevo para comer "y volvimos a encender los dos braseros de picón", pues, indicó, es un sistema que utilizan de toda la vida. "Lo que ocurrió anoche es que los dos braseros se consumieron íntegros y la falta de oxígeno provocó los mareos, porque no nos dimos cuenta de nada".

Además, indicó, sus nietas están ya en perfecto estado, como lo demostraba el que ya estaban jugando por toda la casa.