La población de grullas disminuirá ostensiblemente en la región durante la próxima década. Esa es la previsión que realizan los ecologistas para una especie que consideran un símbolo y un atractivo turístico para Extremadura, donde hibernan el 90% de los ejemplares que cada año llegan a España.

Los censos de la Sociedad Española de Ornitología SEO/Birdlife y de Adenex indican que la población de grullas se mantiene en los últimos años, aunque las actuales políticas de conservación y la degradación de la dehesa disminuirán su población en los próximos años, según el delegado en Extremadura de SEO/Birdlife, Marcelino Cardalliaguet.

Cardalliaguet considera que el principal problema de las grullas son las molestias intencionadas que sufren por parte de los propietarios de las dehesas y las fincas donde encuentran su principal alimento, las bellotas. Según el conservacionista, la Junta ha sacado a la grulla del catálogo de especies amenazadas en la modificación del 2006 de la Ley de Protección de la Naturaleza, por lo que los propietarios han dejado de percibir esta año, por primera vez, los pagos compensatorios que recibían por disponer de estos animales en sus explotaciones. Hay que tener en cuenta que cada invierno llegan a la región cerca de 70.000 ejemplares.

Para el portavoz de ADENEX, Jesús Valiente, la degradación de la dehesa y la tendencia a sustituir este ecosistema por regadíos es un peligro para estas aves. Bajo su punto de vista, la apertura del libre comercio en el sector primario y los cultivos en el horizonte de 2013-2018 hará que los agricultores de regadío dejen de recibir subvenciones y los cultivos de arroz y el maíz serán sustituidos por frutales, fundamentalmente.

TENDIDOS ELECTRICOS Los tendidos eléctricos son otro de los grandes problemas que tienen las grullas en la región. Para Cardalliaguet, hay una docena de tendidos que suponen un punto negro para las grullas, por la alta mortalidad que producen, sobre todo en Vegas Altas y en el entorno del embalse de Borbollón. Por ello piden a la Junta que obligue a las empresas eléctricas a instalar en los tendidos valijas visibles para las aves.