El escopetero Felipe Moreno dio muerte de un disparo certero a las 22:06 horas al astado Veleño, un toro que aportó la peña Juventud Cauriense a las fiestas de Coria en una jornada en la que la ciudad no olvidó la figura del recortador, Luisfe, fallecido hace sólo unos meses en Madrid.

 El toro, de la ganadería de Río Grande, moría en la zona ajardinada de la plaza de la Catedral, uno de los espacios del recinto histórico de Coria por el que el animal sintió querencia durante el espectáculo taurino. El astado, cárdeno y de 560 kilogramos de peso, tardó más de quince minutos, tras el sonido de la tercera campanada, en abandonar la plaza de España, otro espacio en el que el animal se sintió agusto dada la frescura de parte del albero.

El toro salió de la plaza por la zona de Santiago y, a pesar de que no se movió demasiado por las calles del recinto histórico de la ciudad, sí lo hizo dejando a su paso momentos de tensión y riesgo entre los aficionados. De hecho, un joven tropezaba y caía junto al animal, que afortunadamente no se percató de lo ocurrido, como tampoco lo hizo minutos después, cuando una joven también resbalaba y caía junto a las patas del astado, que tampoco reaccionó.

Para el abanderado de la peña Juventud Cauriense, Javier Pérez, el toro se ganó el respeto de los aficionados, a pesar de la falta de "chispa" del animal, que presentaba una bonita estampa.

La tarde festiva en Coria estuvo marcada por el homenaje que los miembros de la junta directiva de la Peña Juventud Cauriense rendía al también socio y recortador, Luisfe, recientemente desaparecido en trágicas circunstancias en la Madrid. En la plaza de España se guardó un silencio en su memoria, también se colocó una camiseta con el número 1 y un ramo de flores en el centro del albero y a la salida del astado a la plaza los aficionados permitieron que el toro diese una vuelta al ruedo sin recortes ni muletazos, a petición de los amigos de Luisfe.

El astado sintió querencia por los espacios más frescos del recinto amurallado y, además de la plaza de la Catedral, sintió querencia por la plazuela del Duque y por el propio albero.

El festejo concluyó sin incidentes.